martes, 18 de agosto de 2015

Los medios de comunicación durante la dictadura: entre la banalidad y la censura

La junta militar que tomó el poder en 1976 utilizó, de manera sistemática, los medios de comunicación como espacio de construcción de un discurso oficial que eliminara otras voces a través de la censura a medios o personas, hasta llegar al extremo de la detención, desaparición o exilio forzado de periodistas, intelectuales, artistas y trabajadores del ámbito de la cultura.
De manera que, si bien es indispensable considerar la fractura institucional que significa el golpe militar de 1976 y sus repercusiones en el ámbito de la cultura, también es necesario contextualizar algunas características del funcionamiento de los medios de comunicación durante este período en relación con tendencias que ya estaban presentes en etapas anteriores, así como en marcos institucionales preexistentes que habilitaron el uso indiscriminado de algunos medios por parte de las Juntas.

LA PRENSA
Durante las dos semanas posteriores al golpe militar, los responsables de publicaciones escritas debieron acercar su material a su oficina ubicada en la Casa de Gobierno para que el personal de inteligencia autorizara su publicación. En este marco, el Comunicado N° 19 de la Junta Militar establecía:
"Se comunica a la población que la Junta de Comandantes Generales ha resuelto que sea reprimido con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare comunicados o imágenes provenientes o atribuidas a asociaciones ilícitas o a personas o a grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o de terrorismo. Será reprimido con reclusión de hasta 10 años el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad de las fuerzas armadas, de seguridad o policiales."

LA TELEVISIÓN
La televisión argentina se vio afectada de manera directa por el régimen de gobierno político-militar. A pocos días de producirse el golpe, las Fuerzas Armadas se hicieron cargo de los canales: canal 7(denominado ATC a partir de 1978) permaneció bajo la órbita de la Presidencia de la Nación; canal 13, de la Armada; canal 11, de la Fuerza Aérea, y canal 9 del Ejército. La censura temática se fue imponiendo lentamente, y en 1977 apareció en cada canal la figura del Asesor Literario, que leía los guiones de todos los programas antes de su grabación.

EL ROCK NACIONAL
Cuando la dictadura se instala en 1976, el crecimiento del público que asistía a recitales de rock nacional sufrió un estancamiento. Hacia 1977, la acción coincidente del terror psicológico y la represión policial llevaron a un repliegue: varios músicos debieron exiliarse por motivos políticos o laborales y la edición de discos o la producción de recitales entró en baja. Los espectáculos de rock se refugiaron en lugares pequeños, de no mas de 200 localidades, si que esto implicara el cese de la acción policial, ya las razzias eran un mecanismo habitual. En 1979 se conjugan dos fenómenos: la creación del grupo Serú Girán y la reaparición de uno de los grupos pioneros, Almendra, que brindó cuatro recitales masivos en diciembre de ese año.

CINE
El cine nacional había reinado en las boleterías durante los años 40 y 50. Sin embargo, desde fines de los 60, solo habían tenido éxito de público las periódicas entregas del dúo cómico integrado por Jorge Porcel y Alberto Olmedo y las películas históricas de Leopoldo Torre Nilsson dedicadas a exaltar las figuras de los próceres.
En 1973, las películas argentinas estrenadas comercialmente habían sido 41 y desde ese punto de vista, podríamos decir que el cine argentino pasaba por un buen momento. Ese año, las películas mas vistas fueron "La tregua" (que resultó nominada al Oscar al mejor filme extranjero) "La Patagonia rebelde","Juan Moreira","Boquitas pintadas","La gran aventura" y "La Mary"(todas alcanzaron y superaron la cifra de 200 mil espectadores). Pero en los dos años siguientes, a tono con la debacle que vivía el país en su conjunto, comenzó una decadencia que, para 1976, había llevado este número a la mitad: sólo 21 filmes nacionales llegaron a las pantallas, cifra que se mantuvo durante los dos años siguientes. En 1980 se observó un repunte hasta llegar a los 30, pero en 1983 el número había descendido otra vez a 20. En forma inversa, en cambio, había aumentado el precio de las entradas que en 1976 era de 30 centavos de dólar, en 1979 de 2,20 y en 1981 había llegado a 5 dólares.

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